Por Gianluca Autiero
Cesar González es poeta y cineasta, conocido por su arte y su origen popular. En el Conurbano bonaerense nació, creció, estuvo preso, quedó libre y vive a día de hoy. Desde ahí levanta su voz en defensa de los más humildes. En esta entrevista para Julio Leiva en su Caja Negra, César habla de las oportunidades, las representaciones y las luchas que tiene la gente de la villa en el arte.

JL: ¿Los directores de cine son todos de clase alta?
CG: La gran mayoría si y no lo digo solo yo. En cualquier festival de cine nacional o internacional se ve claramente en sus rostros de donde viene cada uno. Quizás te cruzas a alguien de clase media y te cuenta que fue titánica la manera con la que pudo llegar a filmar. Pero bueno, más sentido tiene la batalla, porque hay que darlas. Hay que reclamar que tenemos derecho a construir nuestras propias imágenes. A las imágenes que siempre se han creado sobre la villa ridiculizándolas o banalizándolas hay que responderle con otras.
Muchos años caí en la trampa de creer que el problema era la invisibilización, pero prendo la tele, veo una publicidad o una serie que se va a estrenar y estamos. En realidad, estamos por todos lados, hay una sobrerrepresentación del universo villero en la cultura Argentina. El problema no es que no nos ven, sino cómo nos ven. Ahí es donde hay que atacar, en el cómo.

JL: Hay también una cuestión de representación, el sistema está hecho para quienes viven ahí no lleguen a lugares de representación. Son pocos los casos, tenés el caso de algún diputado…
CG: Si, en la política por suerte está existiendo. Hay figuras que han llegado al Congreso Nacional que vienen de la villa pero en el arte es mucho más difícil. Al artista la ciudadanía le adjudica mas sensibilidad, desde mi punto de vista eso es erróneo. Creo que el mundo artístico es muy miserable, es bastante mezquino y egoísta. Corre muy por detrás de la política. Suele creerse superior el artista al político y creo que no es así
JL: ¿En qué sentido lo decís?
CG: Cuesta menos aceptar que un villero llegue a la política que un villero legue a tener un lugar importante en el arte, y si lo llega a tener va a ser siempre bajo un lugar de tutela, tutelado. Como pasa con el género del RKT.
JL: ¿Se tolera una Zaracho en la Cámara de Diputados, pero no un L-Gante?
Yo creo que sí se tolera un L-gante. Una figura como él despierta pasiones oscuras por su estética y porque también es como el prototipo que la clase media quiere. “Solamente quiero que los negros de la villa me hagan bailar y divertirme, pero para hacerme pensar no. Ustedes no están para hacerme pensar, nosotros les enseñamos a pensar a ustedes”.
Esa es la organización de la cultura, si estamos dentro de la cultura es para cuestiones lúdicas no para cuestiones filosóficas. Te cierran una puerta un montón de décadas, te la abrieron y una vez que pasaste te ponen un montón de condiciones para que entres.
Podés ver la entrevista completa aquí
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