Por Natalia Cejas
El viernes 23 de junio fue una jornada de definiciones, algunas de ellas inesperadas. A minutos de cumplirse las 21:00 horas, y a través de Twitter, Unión por la Patria confirmaba que los candidatos de la fórmula presidencial del espacio serían Sergio Massa a la cabeza y Agustín Rossi de vice.
En el marco de lo que venían siendo los días anteriores, para muchos fue un baldazo de agua fría. Eduardo “Wado” de Pedro había publicado 24 horas antes un spot en el que declaraba sus ansias presidenciales. Casi un video de campaña. Ese mismo día se rumoreaba que la fórmula sería Wado-Manzur, aunque nadie salía a confirmar y eso levantaba sospechas. Faltando poco más de un día para el cierre oficial de las listas, el frente peronista pegó un volantazo.
Reacciones varias se desataron ante el anuncio. Si las redes ya se habían revolucionado frente al run-run de la posible dupla en puerta, rechazando al tucumano quienes esperaban una salida más progresista, el viernes explotaron. Massa desde hace un tiempo se perfilaba como una figura presidenciable por su trayectoria y por representar una síntesis de los polos Alberto-Cristina.

En el acto del pasado 25 de mayo, detrás de CFK veíamos a Wado y Massa a su lado. Muchos especulamos que ese día se anunciaría el sucesor del “bastón de mariscal” de cara a las elecciones de este año. La instantánea del escenario llevó a pensar que esa podría ser la fórmula, pero esa información demoró en llegar.
Teorías varias sobre el cierre de listas
Ante la decisión de último minuto, ya se derramaron unos cuantos litros de tinta. Algunos hablan de estrategia; que Wado fue usado de señuelo, entre otras teorías. A claras parece ser un giro hacia la derecha: un intento de captar más votos frente a una oposición que se endurece cada vez más.
Puede también mencionarse el análisis de sondeos. El proyecto “Wado” fue quizá considerado inconsistente por el poco conocimiento de su persona por parte del electorado. Había que construirlo de cara a agosto. En respuesta a esto podemos pensar en la figura de Néstor Kirchner en el 2003, apenas conocido por el pueblo argentino.

Pero uno de los motivos más fuertes parece ser la opinión (o la presión) de los gobernadores del sector que veían en Sergio Massa una figura más contundente y efectiva para encarnar la unidad.
Las fichas ya están sobre el tablero. Estamos otra vez frente a una salida pragmática de un peronismo que sólo piensa en cómo ganar las elecciones.